Aspiraciones Marítimas de Bolivia

Ante las controvertidas declaraciones públicas del Presidente Evo Morales y una inusitada convocatoria popular de alrededor de siete mil personas de extrema izquierda, realizada durante el cambio de mando en el court central del Estadio nacional en Santiago, cabe hacer presente algunas observaciones recurriendo a la vigente validez de determinados antecedentes históricos y jurídicos

En primer lugar y desde que los españoles iniciaron la conquista de los actuales países sudamericanos , adoptaron una suerte de división territorial para ejercer su autoridad y control. De esta forma, el Inca Gracilazo de la Vega, compilador de las tradiciones de los antiguos señores y primitivos habitantes del Perú, en sus famosos “Comentarios Reales”, publicados en 1609, en la primera parte del Libro 1º, Capítulo 8º dice: “Lo que llamamos Perú tiene setecientas leguas de largo por tierra desde el río Ancasmayu (Perú), que es la última provincia de los Charcas, norte sur; i lo que llaman Reyno de Chile contiene cerca de quinientas cincuenta leguas, también norte sur, contando desde lo último de la provincia de los Chinchas, hasta el río Maullí”.

Por otra parte, el Padre Jesuita Miguel de Olivares, en el Capítulo I de su “ Historia Militar, Civil y Sagrada del Reyno de Chile”, escrita a mediados del Siglo XVIII, dice: “ Este Reyno (de Chile), que Pedro de Valdivia comenzó a conquistar para la monarquía de España el año 1541, en calidad de subalterno y lugarteniente general de Francisco Pizarro, está situado en la América Meridional y en el último término de ella. Su extensión a lo largo empieza desde el Cerro San Benito, a la altura del paralelo 22º, latitud austral y es deslinde entre el último término de Chile y Atacama, primera provincia del Perú, por esta parte hasta el cabo de “hornos”, que está a la altura 56º i así tiene de largo 34º (grados).”

A su vez también se debe tener en cuenta que cuando se logró consolidar la independencia de Chile y Perú a comienzos del Siglo XIX, después del triunfo del Mariscal Antonio de Sucre en Ayacucho, gracias a la idea de Simón Bolívar se formó la nueva República de Bolivia, a la que quisieron ponerle su nombre, iniciativa que él rechazó.

Entrando al Siglo XIX y después del conflicto con España y de la Guerra contra la Confederación Perú Boliviana, nuestro país decidió compartir la explotación del guano y del salitre con Bolivia, para lo cual le cedió la administración entre los paralelos 22ºª y 24ºª Sur pero, sin violar o cambiar su frontera con el Perú, ni menos entregarle algún tipo de soberanía en el territorio nacional. De este modo, nuestros vecinos del nororiente tuvieron acceso al litoral de dicha franja e hicieron uso de la Caleta de Cobija, situada entre Tocopilla y Mejillones , lo que les permitió contar con un pequeño terminal marítimo para el embarco del guano y el salitre.

Casi un cuarto de siglo después de terminada la Guerra del Pacífico, Chile y Bolivia firmaron en 1904 un Tratado de Paz, documento jurídico que este último solicitó en 1920 fuera revisado por la Liga de las Naciones. Por ello, la cancillería de dicho país, a partir de 1923, optó por gestionar directamente la revisión del tratado y mas tarde la obtención de un espació físico al cual se le llamó corredor o enclave. Desde dicha época y hasta nuestros días el estado boliviano ha manejado políticamente las infundadas pretensiones de obtener un espacio marítimo bajo su jurisdicción.

Por todo esto, debemos tener en cuenta que de países como Suiza, Austria, Hungría y Checoeslovaquia, en Europa, además de Paraguay en Sudamérica, no se conoce la existencia de conflictos o de aspiraciones similares, lo que indica que están conformes con sus actuales fronteras, sin dejar por ello de estar vinculados al mar a través de sus vecinos.

En consecuencia y de acuerdo a nuestras políticas de relaciones exteriores imperantes, sólo nos queda ofrecerle a Bolivia una positiva integración de orden económico, amén de traspaso de tecnologías, conocimientos y de todo tipo de experiencias que les permitan emerger del subdesarrollo que les afecta debido a otros factores muy bien identificados y que pueden ser subsanados mediante actitudes sólidas y gravitantes.


Finalmente quisiera que estas palabras llegaran a quienes gritaron: “Mar para Bolivia” y puedan realmente comprender que ya perdimos parte de nuestra soberanía en la Patagonia a fines del Siglo XIX y en Laguna del Desierto durante el primer gobierno de la Concertación, por ceder a presiones de allende Los Andes; y que ahora no es el momento de amparar, histórica y jurídicamente, las inveteradas, insatisfechas e injustificadas aspiraciones altiplánicas.
 

J. Horacio Balmelli Urrutia

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Última modificación: 02 abril 2006